Decenas de miles de trabajadores se manifestaron el miércoles en el corazón de la capital de Argentina y otras regiones cuando el sindicato más grande del país lanzó una huelga de 12 horas contra las duras medidas de austeridad económica y las reformas del nuevo presidente libertario Javier Milei.
La acción, que afecta a sectores desde el transporte hasta los bancos, es la mayor muestra de oposición a los planes de Milei de recortes de gastos y privatizaciones desde que asumió el cargo el mes pasado, prometiendo arreglar una economía que se tambalea por una inflación del 211% y una deuda paralizante.
La huelga fue coordinada por el poderoso sindicato Confederación General del Trabajo (CGT) y se produce en medio de un gran escrutinio de los dos principales impulsos reformistas de Milei: un proyecto de ley “ómnibus” que se encuentra en trámite en el Congreso y un “megadecreto” que desregula la economía.
“El primer recorte que este gobierno está haciendo es a los trabajadores”, dijo Pablo Moyano, líder del poderoso sindicato de camioneros, en el principal evento sindical en el centro de Buenos Aires. “Su reforma laboral pretende quitarles los derechos a los trabajadores”.
Pero incluso cuando las huelgas, que comenzaron al mediodía, hora local, afectaron al transporte, los bancos, los hospitales y los servicios públicos, el gobierno de Milei prometió apegarse a sus planes de reforma.
Las aerolíneas locales dijeron que se habían visto obligadas a cancelar cientos de vuelos.
La CGT ya había recurrido a los tribunales para suspender temporalmente algunas medidas relativas al trabajo en el decreto de Milei.
El proyecto de ley general fue aprobado por un comité y abrió una nueva pestaña en la cámara baja de diputados a primera hora del miércoles, uno de los muchos pasos a medida que avanza en un Congreso dividido. Se enfrenta a la oposición del poderoso bloque opositor peronista.
Milei, un economista y ex comentarista de televisión que logró una sorprendente victoria electoral el año pasado, está equilibrando la estabilización de la economía del país sudamericano y la reducción de un profundo déficit fiscal con una inflación de tres dígitos y con dos quintas partes de la población viviendo en la pobreza.
El nuevo gobierno dice que las medidas de austeridad son necesarias después de años de gasto excesivo que ha dejado a Argentina con enormes deudas con acreedores locales e internacionales, incluido un inestable acuerdo de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“No hay huelga que nos detenga, no hay amenaza que nos intimide”, escribió en X, antes Twitter, la ministra de seguridad de Milei y ex rival en las elecciones presidenciales, Patricia Bullrich.
“Son sindicalistas mafiosos, gestores de la pobreza, jueces cómplices y políticos corruptos, todos defendiendo sus privilegios, resistiendo el cambio que la sociedad eligió democráticamente”.